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Fotografia de un taller de Indiana, Estados Unidos de Lewis Hale de 1908 donde se aprecian las malas condiciones laborales de los trabajadores en plena Revolucion Industrial. |
Mulege, BCS.- Los hechos que dieron lugar a la celebración del Primero de Mayo fecha en
que se festeja a nivel mundial el “DIa del Trabajo” están contextualizados en
los albores de la Revolución Industrial de Estados Unidos, una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores, era la jornada
de 8 horas y uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de ocho
horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa.
Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su
participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral
de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada
el 1 de Mayo de 1886 y su
punto álgido tres días más tarde, el 4
de Mayo, en la Revuelta de
Haymarket y partir de entonces se convirtió en una jornada
reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general celebrada
en mayor o menor medida en todo el mundo.
En un cuarto congreso realizado
el 17 de Octubre de 1884 se
había resuelto que desde el 1 de Mayo de 1886 la duración
legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación
y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en
ese sentido en sus jurisdicciones.
Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la
posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de
ocho horas, reduciendo el paro; en 1868 el Presidente Andrew Johnson promulgó
la llamada Ley Ingersoll estableciendo la jornada de ocho horas.
El 1 de mayo de 1886, 200, 000 trabajadores iniciaron la huelga mientras
que otros 200. 000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro, en
Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras
ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo.
La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola
McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a
los obreros una cantidad de sus salarios para la construcción de una iglesia.
El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de
más de 50 000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente
de sus puertas; cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la
sirena de salida de un turno de rompehuelgas, los concentrados se lanzaron
sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una
compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre
la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
El periodista Adolf Fischer, redactor del Arbeiter Zeitung corrió
a su periódico donde redactó una proclama (que luego se utilizaría como
principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo
25 000 octavillas, la proclama
decía:
“Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la
fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los
chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los
trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el
terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria”.
“Si se fusila a los trabajadores, respondamos
de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos
hace gritar: ¡A las armas! Ayer,
las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres
fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino
costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden”... ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos¡
La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día
siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket, se consiguió un permiso del alcalde Harrison
para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí
sucedieron son conocidos como la Revuelta de Haymarket.