Mulege, BCS.- “A este pueblo de 15,000 habitantes se le
daban 50 millones de pesos al mes ¿cómo es posible que subsista una población
de 15,000 personas a la que se le priva desde ahora de una derrama de 50
millones mensuales?” lo anterior sería
un razonamiento hecho por el Ingeniero
Fernando Perales Aguilar Gerente General de la Compañía Minera Santa Rosalía
luego de que esta cerrara definitivamente la fuente de empleo el 7 de Julio de
1985 tras cumplirse exactamente 100 años de vida de Santa Rosalía, BCS.
Al cumplir pues exactamente
cien años de vida —nació como concesión francesa, Compagnie du Boleo, en 1885—,
la paraestatal Compañía Minera Santa Rosalía, dependiente de la Comisión de
Fomento Minero de la Semip empezó a
liquidar a sus 530 trabajadores en julio de 1985, en Abril de 1986 terminó por despedir e indemnizar a los 220
obreros de fundición, mineros y empleados administrativos que restaban, la
fuente de trabajo fue cancelada por falta de cobre y por la política de recorte
presupuestal y suspensión de subsidios del gobierno federal.
Desde hace siete
meses nada había ya qué hacer en la vetusta fundidora erigida en hierro, según
los usos de la arquitectura industrial francesa del siglo XIX: el cobre se
agotó definitivamente en las minas y los obreros sólo se presentaban a firmar,
si bien en los años posteriores a 1954, cuando se fueron los franceses, se
buscaron alternativas maquilando concentrados de Cananea, Chile y Australia, a
partir de 1970 se puso en marcha un simulacro de trabajo, se fingía trabajar
pero no se amortizaba el costo que implicaba fundir un mineral con más tierra
que cobre.
Dado que la
transnacional financiada por la banca Rothschild de París durante 69 años se
llevó el cobre prácticamente regalado (como si operara en un país sin gobierno:
hay pruebas de que también exportaba oro y plata de Santa Rosalía), la Comisión
de Fomento Minero intervino en 1954 para salvar la fuente de trabajo e impedir
que Santa Rosalía desapareciera del mapa de todas maneras, sin embargo, se
produjo la diáspora Cachaniense y cientos de familias emigraron a Guaymas,
Hermosillo, Ensenada, Tijuana y Mexicali.
En 1986, con 15,000
habitantes, la sensación que se tenía en el pueblo minero es que no podía ni tenía que desaparecer , Santa Rosalía ya
no dependía ciento por ciento de la fundidora ni de los trabajos en las
minas, en los últimos años se incrementó la burocracia con los 700 empleos que daba el
municipio y el gobierno estatal “Sí va a desaparecer, en dos o tres años”,
afirmo no obstante el entonces gerente general de la Compañía Minera Santa
Rosalía, el ingeniero Fernando Perales Aguilar con doce años de experiencia al
frente de la paraestatal.
Su impresión, por
otra parte, era que “los trabajadores no eran muy trabajadores” e hizo ver, no
sin amargura, que los mismos obreros solicitaron la liquidación en Santa Rosalía, sin embargo, se dice que esa
“solicitud” de los trabajadores que propiciada y manipulada desde el centro,
desde la Comisión de Fomento Minero que dirige Luis de Pablos, al retenerles
injustificadamente los sueldos de las últimas semanas para que se desesperaran
e imponer así la política del recorte presupuestal del gobierno de Miguel de la
Madrid.
El futuro de Santa
Rosalía podría orientarse hacia la explotación de los aún ricos yacimientos de
yeso, manganeso, magnesita, plomo, asbesto, y la pesca a gran escala, como en Guaymas,
a la orilla del golfo sin embargo, hasta ahora no se ha dado ningún paso en ese
sentido los obreros desempleados comentan que una empresa canadiense va a venir
a fundir el cobre con arsénico que no le dejan procesar en Canadá y tienen
temor.
Hubo un intento frustrado
de explotar los enormes yacimientos de yeso, el ingeniero Ignacio González, de
la empresa Yeso de Jalisco, hizo estudios técnicos y financieros para explotar
el mineral y ya estaba dispuesto a empezar la obra con capital enteramente y a
abrir 180 fuentes de trabajo, pero fue detenido en seco por Luis de Pablos de
la Comisión de Fomento Minero la decisión del funcionario pareció obedecer a la
idea de no crearle competencia a la Compañía Occidental Mexicana que exporta a
Canadá el yeso de la isla San Marcos.
De los metales
llamados estratégicos en la industria militar y que existen en las
inmediaciones de Santa Rosalía poco se habla, hay en las afueras del pueblo un
“cementerio” de objetos curiosos, como rocas negras dispersas, a los que llaman
“caimanes de cobalto” por la forma acocodrilada que tienen, son los residuos
solidificados que se pegaban en los picheles de la fundidora.
(Segmento del
articulo hecho y publicado en 1986 en la “Revista Proceso” por el Periodista
Federico Campell quien estuviera en la década de los 80s, varias veces en este
pueblo minero).